miércoles, 17 de septiembre de 2008

Death Magnetic - Metallica (2008)



Hablar de Metallica siempre es peligroso y difícil, hay tantas y tan diversas opiniones sobre la banda que darle gusto a todos o a la mayoría es imposible. Y es que, hay desde quienes dicen que Lars nunca aprendió a tocar la batería, hasta los rednecks que se sienten indignados al ver un mexico-americano como bajista de Metallica. Y qué decir de los fans, hay desde niñitos que aprenden a tocar la guitarra con Nothing Else Matters, pasando por los metaleros añejos obsesionados con Kill ‘Em All o con Master of Puppets, hasta las adolescentes que tienen en su colección de discos el Black Album entre un disco de Britney Spears y otro de Madonna.

Lo cierto es que el legado de esta banda es innegable e importante en la escena del metal por casi 30 años. En especial en los ochentas donde es imposible entender la evolución del género sin poner en contexto la trilogía Ride the Lightning (1984), Master of Puppets (1986), …And Justice for All (1988). La cantidad de bandas, géneros y subgéneros que fueron permeadas e influenciadas por estos tres discos es inconmensurable.

El otro lado de la moneda fue la trilogía noventera Metallica también conocido como Black Album (1991), Load (1996), ReLoad (1997); discos infames y comerciales ad nauseam. Es penoso ver videos de Metallica en la programación de Telehit, o MTV, y peor aún, escuchar Enter Sandman hasta el hartazgo.

Metallica sencillamente pudo pintar dedo y mandar toda la industria musical al carajo desde hace años, sin embargo ha evolucionado con ella, a muchos nos parece que para mal. Y es que debe haber pocos seguidores originales de la banda que se sientan satisfechos con la sobreexposición mediática a la que ha sido sometida la banda.

Cinco años después del perverso St. Anger (2003), Metallica saca su noveno disco de estudio titulado: Death Magnetic. Sin tanta expectativa, en parte disminuida por el disco anterior que hizo que la mayoría de los fans perdieran la fe en la banda, y con una vaga promesa de que el sonido de este disco regresaría a las raíces de la banda.

El disco abre con That Was Just Your Life canción poderosa y portentosa, con dos solos imponentes, con un Kirk Hammett inspirado, ansioso de tocar como sólo el sabe solos y riffs gruesos y chingones, cosa que no le habían dejado hacer en el disco anterior. La segunda canción del disco es The End Of The Line, canción que deja al descubierto las deficiencias en las letras de Hetfield, pero que crea una atmósfera perfecta para un final estridente y lleno de poder.


Broken, Beat & Scarred es el tercer track del disco, que continúa con la línea de canciones largas, riffs gruesos y solos atascados; el sonido de esta canción es muy reminiscente al periodo ochenteno de la banda, no así el cuarto track del disco The Day That Never Comes. Canción que es también el primer sencillo del disco y que, es de lo malo del disco, por llamarlo de una manera. En especial la línea “This I swear” que fácil podría haber sido escrita por una banda de punk.

El disco continúa con dos canciones que son de lo mejor de Metallica en los últimos 20 años, hablo de All Nightmare Long y Cyanide. La primera que contiene un estribillo memorable y la segunda con el mejor riff que le he escuchado a Metallica. Éstas dos son sin duda uno de los puntos climáticos del disco.

Llega así la séptima canción, The Unforgiven III, que es lo más cercano a una balada que tiene el disco, y no es propiamente una, es más bien una canción lenta que explota poderosamente en un de los muchos solos memorables del disco. The Judas Kiss, el antepenúltimo track del disco, es otra canción poderosa y estridente, que tiene un tema en sus letras parecido a aquél en Master of Puppets la canción.

Suicide & Redemption es un track instrumental, épico, con un trabajo notable de Trujillo en el bajo, y con varios solos de guitarra, el más notable el que se sitúa a la mitad de la canción con tintes melancólicos. Y finalmente llega My Apocalypse que es la canción más pesada del disco, pero no por eso es mala, al contrario es de lo mejor del disco, trash metal en todo su esplendor.

Death Magnetic es un gran disco, en especial porque la promesa de que Metallica volvería a sonar a Metallica fue cumplida, y porque demuestra que de proponérselo, Hammett, Hetfield y Ulrich pueden seguir haciendo del metal su prostituta.

Yo le doy 4.6 estrellas.

4 comentarios:

domingo, 7 de septiembre de 2008

Epica en el Circo Volador

(Todas las fotos son propiedad de Germán García)

¿Cómo no amar a Simone Simons? Si es perfecta en todos los sentidos: es ridículamente hermosa, su cuerpo son ocho cabezas (algo sólo visto en dibujos de cómics), su presencia es imponente, su talento es innegable, su voz es angelical, y lo mejor, está bien buena. Sin embargo, hay algo en ella que nunca me ha terminado de convencer, antes pensaba que eran sus severos ataques de hipocondria, ahora sé que es su plan de diva. No sé, a lo mejor me equivoco y estaba en su derecho de abandonar el escenario, o a lo mejor fue una mamona que se pasó de exagerada al salirse del escenario como niña berrinchuda, lo que sí pude notar es que ella estaba a fuerzas, aunque dijera otra cosa. El por qué abandonó el escenario es relatado más adelante.

El regreso de Epica a México fue tan esperado, por sus ya sabidas cancelaciones, que el Circo Volador ya presentaba una cola que le daba la vuelta a la cuadra al cuarto para las cuatro de la tarde, y ni la lluvia, ni los mamones de los organizadores dando pulseritas para evitar colados podían evitar la emoción y la expectativa de los fanáticos congregados varias horas antes para agarrar buen lugar y ver a sus ídolos lo más cerca posible.

El concierto empezó tarde, pero cuando al fin se apagaron las luces a eso de las cinco para las nueve y empezó a sonar Indigo supimos que al fin Epica estaría tocando en México. La banda entró sin mucho aspaviento, el público enloqueció al ver a Simone, y no los culpo, es una diosa que irradia belleza, y al estar considerablemente cerca del escenario supe que el sólo verla había valido el boleto, y la espera.

Comenzaron tocando Obsessive Devotion, canción que fue perfecta para encender los ánimos de los presentes, a mí me pudo encantar el headbang de Simone, no sólo porque nos permitía apreciar mejor su escote, sino también porque es espectacular ver semejante cabellera de fuego moverse de esa manera tan chingonamente metalera. Pero regresando a la canción, fue ejecutada de manera aceptable, el sonido del Circo es bastante bueno, y la iluminación fue bastante favorecedora durante todo el concierto.

Quietus fue la siguiente canción interpretada por la banda, no fue nada espectacular salvo ver a Simone y los growls de Jansen. Sus siguientes números fueron Menace of Vanity y Living a Lie, canciones que prendieron a los fans de la banda y a los presentes en general, fueron buenas interpretaciones, con un Jansen impecable en sus growls y una Simone que canta como sólo ella sabe y puede.

Lo grosso de la noche vendría a continuación, mientras comenzaban a interpretar Sensorium a alguien se le hizo fácil aventarle una pulserita a Simone; pero ¡ah cómo es maldito el destino! Para infortunio de todos, la bendita pulsera fue a dar en el rostro de Simone (o eso dice ella) lo que ella entendió como un acto de agresión y abandonó el escenario. La banda siguió tocando unos instantes, hasta que pararon, y abandonaron el escenario también. Poco después llegaría Ad Sluijter a decirnos que alguien había agredido a Simone, muy indignado el señor, que por cierto tiene de metalero lo que yo de reseñista de conciertos.

Poco después vendría el buen Jansen a decirnos, en pocas palabras, que éramos malas personas, sólo que no pudo terminar su discurso (se notaba que no sabía qué decir o en su elección de palabras o quería ser políticamente correcto o no sabe hilar sus ideas apropiadamente) el caso es que nos dijo “uhm… oh… you don’t do that”. El señor es un cabrón, hasta cuando no hace growls. Al rato llegó una empleadita del Circo y explicó que alguien aventó una pulserita y que si querían dar regalos se los diéramos a los de seguridad. Al poco rato regresó la banda sin Simone, y nos prometieron que pronto regresaría Simone, que según la pulserita dañó su globo ocular, y que se estaba recuperando, pero que entre tanto iban a tocar un cóver. Para ser sinceros no me acuerdo qué cóver fue, ni de qué banda, pero era una rola netamente deathmetalera que me agradó. Sin embargo yo no iba a ver covers, ni que fuera concierto de Tarja.

Afortunadamente, después de otra canción, regresó Simone y nos perdonó la vida, y el público enloquecido por el perdón de su diosa se entregó aún más. Tocarón así Cry For the Moon de una manera aceptable, para posteriormente dar paso a un solo de batería bastante insípido. Continuaron con su setlist y tocaron Sensorium, sí. Luego vendrían Blank Infinity y Fools of Damnation, y al parecer tanto a la audiencia como a la banda se les había olvidado todo, y tanto ellos dieron un buen espectáculo, como la audiencia se entregó y disfrutó.

Llegarían así mis dos canciones favoritas de Epica, una seguida de la otra, Phamtom Agony y Chasing the Dragon, la primera fue ejecutada con maestría, y en general la canción por sí misma es poderosa. Y qué decir de Chasing the Dragon, canción que nos permitió contemplar la belleza de la voz de Simone de una manera insuperable y sublime.

Hipnotizado por la hermosura de la voz de Simone en la canción anterior, quedé atrapado y me entregué a Epica por completo en Sancta Terra, que vamos, es un rolón que al menos yo al escucharla inevitablemente la asocio con The Divine Conspiracy, canción que como ya sabrán en el disco viene subsecuente a Sancta Terra, lamentablemente no tocarían The Divine Conspiracy, en su lugar cerrarían con Consign to Oblivion. Canción buena a secas.

Me gustó que no tocaran Never Enough, canción que al menos yo aseguraba tocarían, pero fue mejor así, que dieran cabida a canciones menos vacías y más virtuosas. Y el otro lado de la moneda fue que no tocaron The Divine Conspiracy, canción que es puro virtuosismo.

Y así, se había ido el primero de los dos conciertos de Epica en la ciudad de México, concierto más bien regular. Y aunque me enojó ver los desplantes de Simone, e imaginar a los promotores en el camerino rogándole a la nena que regresara, volvemos al punto de ¿cómo no amar a Simone Simons?

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