Death Magnetic - Metallica (2008)
Hablar de Metallica siempre es peligroso y difícil, hay tantas y tan diversas opiniones sobre la banda que darle gusto a todos o a la mayoría es imposible. Y es que, hay desde quienes dicen que Lars nunca aprendió a tocar la batería, hasta los rednecks que se sienten indignados al ver un mexico-americano como bajista de Metallica. Y qué decir de los fans, hay desde niñitos que aprenden a tocar la guitarra con Nothing Else Matters, pasando por los metaleros añejos obsesionados con Kill ‘Em All o con Master of Puppets, hasta las adolescentes que tienen en su colección de discos el Black Album entre un disco de Britney Spears y otro de Madonna.
Lo cierto es que el legado de esta banda es innegable e importante en la escena del metal por casi 30 años. En especial en los ochentas donde es imposible entender la evolución del género sin poner en contexto la trilogía Ride the Lightning (1984), Master of Puppets (1986), …And Justice for All (1988). La cantidad de bandas, géneros y subgéneros que fueron permeadas e influenciadas por estos tres discos es inconmensurable.
El otro lado de la moneda fue la trilogía noventera Metallica también conocido como Black Album (1991), Load (1996), ReLoad (1997); discos infames y comerciales ad nauseam. Es penoso ver videos de Metallica en la programación de Telehit, o MTV, y peor aún, escuchar Enter Sandman hasta el hartazgo.
Metallica sencillamente pudo pintar dedo y mandar toda la industria musical al carajo desde hace años, sin embargo ha evolucionado con ella, a muchos nos parece que para mal. Y es que debe haber pocos seguidores originales de la banda que se sientan satisfechos con la sobreexposición mediática a la que ha sido sometida la banda.
Cinco años después del perverso St. Anger (2003), Metallica saca su noveno disco de estudio titulado: Death Magnetic. Sin tanta expectativa, en parte disminuida por el disco anterior que hizo que la mayoría de los fans perdieran la fe en la banda, y con una vaga promesa de que el sonido de este disco regresaría a las raíces de la banda.
El disco abre con That Was Just Your Life canción poderosa y portentosa, con dos solos imponentes, con un Kirk Hammett inspirado, ansioso de tocar como sólo el sabe solos y riffs gruesos y chingones, cosa que no le habían dejado hacer en el disco anterior. La segunda canción del disco es The End Of The Line, canción que deja al descubierto las deficiencias en las letras de Hetfield, pero que crea una atmósfera perfecta para un final estridente y lleno de poder.
Broken, Beat & Scarred es el tercer track del disco, que continúa con la línea de canciones largas, riffs gruesos y solos atascados; el sonido de esta canción es muy reminiscente al periodo ochenteno de la banda, no así el cuarto track del disco The Day That Never Comes. Canción que es también el primer sencillo del disco y que, es de lo malo del disco, por llamarlo de una manera. En especial la línea “This I swear” que fácil podría haber sido escrita por una banda de punk.
El disco continúa con dos canciones que son de lo mejor de Metallica en los últimos 20 años, hablo de All Nightmare Long y Cyanide. La primera que contiene un estribillo memorable y la segunda con el mejor riff que le he escuchado a Metallica. Éstas dos son sin duda uno de los puntos climáticos del disco.
Llega así la séptima canción, The Unforgiven III, que es lo más cercano a una balada que tiene el disco, y no es propiamente una, es más bien una canción lenta que explota poderosamente en un de los muchos solos memorables del disco. The Judas Kiss, el antepenúltimo track del disco, es otra canción poderosa y estridente, que tiene un tema en sus letras parecido a aquél en Master of Puppets la canción.
Suicide & Redemption es un track instrumental, épico, con un trabajo notable de Trujillo en el bajo, y con varios solos de guitarra, el más notable el que se sitúa a la mitad de la canción con tintes melancólicos. Y finalmente llega My Apocalypse que es la canción más pesada del disco, pero no por eso es mala, al contrario es de lo mejor del disco, trash metal en todo su esplendor.
Death Magnetic es un gran disco, en especial porque la promesa de que Metallica volvería a sonar a Metallica fue cumplida, y porque demuestra que de proponérselo, Hammett, Hetfield y Ulrich pueden seguir haciendo del metal su prostituta.
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