Dream Theater - Black Clouds & Silver Linings
Look in the mirror
What do you see? The shattered fortress That once bound me
Hay dos tipos de fans de Dream Theater: los elitistas que se quedaron conformes hasta Scenes From a Memory y los que prefieren el sonido que la banda comenzó a desarrollar a partir de Six Degrees of Inner Turbulunce. Los primeros, no importa qué, dirán que cualquier nuevo disco de esta agrupación es intrínsecamente malo por el simple hecho de que no suena a Images and Words o, en el más benevolente de los casos, a Awake. Los segundos pueden quedar inconformes con la progresión en el sonido de la banda, pero tienden a aceptar las nuevas propuestas del grupo. El ejemplo más inmediato lo tenemos en Systematic Chaos, un álbum que supuso una disputa entre ambos bandos de fans. Los elitistas dijeron que ése fue el peor disco de Dream Theater, ya sea porque coquetearon con el thrash metal o porque simplemente no fue un Images and Words reloaded. Por un lado no es de extrañar que algunos seguidores del grupo anhelen una entrega parecida a ese álbum, que después de todo es una de las joyas del metal progresivo de nuestros tiempos. Por otro, es realmente una pena que este sector dogmático no pueda apreciar las propuestas que Dream Theater nos hace cada dos años. Para ellos cada disco nuevo es el peor: le pasó a Octavarium, a Systematic Chaos, y le pasa también a Black Clouds & Silver Linings y le pasará al próximo.
De cualquier forma éste fue un regreso muy esperado, no sólo porque algunos deseaban que la banda volviera a sus orígenes, sino porque también el disco pone fin a la Twelve-Step Saga donde se relata el alcoholismo y la recuperación de Mike Portnoy. El álbum ya era prometedor desde el inicio, pues cuenta con pocos temas y la mayoría de una duración considerable, por lo que había pocas posibilidades de sacar un single comercial. Por otro lado, si en Systematic Chaos experimentaron con los sonidos más fuertes, aquí vemos un Dream Theater más melódico e interesado por la búsqueda de las texturas, sin dejar atrás lo característico de la banda, como lo son esos complejos pasajes instrumentales. También es de destacar - y aquí empiezan los peros - la calidad de las letras, que en cada álbum son peores: van desde lo absurdo, incomprensible, inverosímil, hasta la franca cursilería.
Así pues, este disco abre con un tema sumamente potente, como lo es A Nightmare to Remember. La canción causó polémica desde el primer momento. Hay quien dice que este track es una copia de Opeth, y una muy mala. El trabajo vocal de James LaBrie siempre es muy criticado - lo que es totalmente injusto, sindo él un referente inmediato e inevitable a la banda -, pero en este caso lo que parece veradaderamente extraño es cuando Mike Portnoy toma las riendas de la canción haciendo de una voz profunda y agresiva. Algunos dicen que se trata de un intento de hacer growls. A mi entender es demasiado pretencioso comparar lo que hace el baterista con lo que puede lograr un maestro como Åkerfeldt, porque ni siquiera pretende hacer uso de una voz gutural. De hecho el único crimen conceptual-lógico de este performance vocal es la estrofa que canta Portnoy, ya que no resulta demasiado verosímil o al menos congruente que un hombre rabioso esté diciendo It's a blessing no one died by the Grace of God above everyone survived (roooooaaaar!!), aunque posiblemente se trataba de un simple cristiano con la voz muy ronca. Por lo demás, ésta es una de las canciones más logradas del disco.
Lo que sigue es el primer single del disco. A Rite Of Pasage viene a confirmar lo que ya decíamos en un principio sobre las letras. Una teoría que explique el porqué del concepto de la canción es que John Petrucci leyó en una sola semana todos los libros de Dan Brown, porque el tema habla de un rito realizado por una comunidad secreta, quizá del sionismo internacional o posiblemente de una conspiración judeomasónica. Más allá de eso, me parece que éste es uno de los singles más sólidos de Dream Theater. El estribillo es simplemente brillante, pero el punto cumbre es, sin duda alguna, el solo a la mitad de la canción, que combina la maestría de Petrucci y unos sonidos muy interesantes que Jordan Rudess logra crear.
El tercer track es una balada que tiene un gusto a ese viejo Dream Theater del que tanto se habla. Wither es un exorcismo para el artista, pues su temática gira en torno al bloqueo de escritor. De inicio se sabe que las baladas no son el fuerte de esta banda - con las excepciones de Another Day, Space-Dye Vest y Hollow Years -, pero ésta es por sí misma una pieza muy interesante y que seguramente agradará a muchos fans de antaño. Mención aparte menciona el solo de guitarra, que es un tributo a Brian May. De hecho, lo que sigue del disco rescata de manera vívida y sumamente audible las grandes influencias de la banda.
A continuación comienza el tema más polémico del disco: The Shattered Fortress. En pocas palabras, este esperado final de la Twelve-Step Saga es un medley de las canciones anteriores. El alcohólico explora su pasado y mira en retrospectiva todos los pasos que tuvo que dar para llevar al momento culminante de su recuperación. No se trata de un copy-paste descarado, sino que rescata dentro de sus riffs originales momentos clave de los tracks anteriores. No hay duda de que ésta fue una apuesta arriesgada por parte de Portnoy. Muchas personas esperaban un tema completamente original para cerrar esta saga y quedaron decepcionadas. Por sí sola esta canción no aporta demasiado, pero vista como un conjunto - como lo que realmente es esta saga - es muy buena, ya que sirve como una ligadura que redondea el concepto detrás de una historia que se ha venido desarrollando a lo largo de cinco discos. Ahora sólo falta esperar que Dream Theater se decida a tocar en un concierto toda la saga, en lo que será uno de los momentos cumbre de esta banda.
Regresando al tema de las influencias musicales, nacida del tan famoso sonido de Rush, llega una de las mejores canciones del disco y de toda la discografía de Dream Theater. La historia de The Best Of Times es triste, ya que es un homenaje que Portnoy le rinde a su padre, quien murió de cáncer. Se dice que él le cantó la canción en su lecho de muerte. A partir de esa experiencia lo único que se puede esperar es un tema lleno de sentimiento y emociones. Dream Theater no ha fallado en esa tarea, ya que nos entregan una canción de trece minutos que se caracteriza por ser muy melódica y con gusto al rock progresivo que practica Rush. La letra es un tema aparte. Es cierto, la muerte de un padre puede desestabilizar a cualquier persona y devenir en la creación de un texto sentimental, pero en honor al arte, el punto más débil de esta canción es la cursilería que destila, que se queda en lo anecdótico, el cliché y el lugar común. En fin, esto puede ser perdonado si tenemos en cuenta que Dream Theater no es una banda de poetas, sino de hombres que intentan hacer lo mejor que pueden y en esta canción lo logran de manera sobresaliente. Por otro lado, John Petrucci ha sido siempre muy criticado por ser un guitarrista demasiado técnico y sin feeling. En esta canción les cerró la boca a todos. Lo que culmina el track es un solo de guitarra tremendamente emocional que es lo mejor que ha hecho Petrucci en su carrera, hands down.
The Count Of Tuscany es la canción que cierra el disco, la más larga, genial y absurda de todas. Se extiende más allá de diecinueve minutos y se define como uno de los temas más épicos y sublimes en la discografía de Dream Theater. Nuevamente el único problema de la canción es la letra, que sabrá Dios de qué trata: algo sobre un conde de la Toscana que es fanático del vino y que cuenta una historia sin mucho sentido. Más allá del apego de Petrucci por las sustancias opiáceas, sólo queda decir que esta canción lo tiene todo. Abre con un pasaje instrumental de más de tres minutos, algo que ya se ha vuelto típico en esta banda. La primera parte de la canción es muy potente y cuenta con un estribillo destacable, quizá el mejor de todo el disco y uno de los más brillantes que han logrado hacer. Lo que sigue es un tributo a Pink Floyd que Jordan Rudess se encarga de hacer mediante el uso del continuum, ese extraño instrumento que usa también al inicio de Octavarium. Para finalizar tenemos una sección acústica y de gran melodía que explota de una manera muy bella y que es cantada de manera más que destacable por el inefable LaBrie.
Lo que Dream Theater ha logrado en esta ocasión es, quizá, su disco más interesante desde aquel mítico Scenes From a Memory o, si se quiere ya entrados en la nueva era de la banda, desde Train of Thought. El hecho de haber explorado nuevos registros dota a este trabajo de un balance y una armonía que no se hacía presente en entregas anteriores. Lo que nos regalan en este trabajo no es poca cosa, y es que siendo una banda consolidada dentro del metal progresivo pudieron acomodarse en los sonidos que venían haciendo. Es cierto que tampoco hay una transformación radical, pero las melodías que encontramos en The Best of Times nos hacen pensar que, talvez, de alguna manera hay un ánimo por reinventarse; no es casualidad que esto haya devenido en el mejor solo en la carrera de Petrucci.
En muchos casos los discos de Dream Theater se reducen a un conjunto de buenas canciones y otras más bien extrañas que terminan por desentonar. La virtud de Black Clouds & Silver Linings es precisamente que han encontrado un balance que, dadas las condiciones históricas de la banda, parecía imposible. A título personal, agradezco que desaparecieran los intentos por sonar como Muse (el punto débil en Octavarium) o a Metallica (la debilidad de Systematic Chaos), aunque esto es una apreciación meramente subjetiva. Lo condenable - y esto no puede pasarse por alto - son las letras.
¿Acaso este trabajo está a la altura de Images and Words? El tiempo dirá, pero lo más probable es que éste sea el punto más elevado de todo el trayecto que Dream Theater ha venido recorriendo desde la última década.
9.5/10
Buena reseña, muy buena, me reí mucho. Pero bueno, ahora solo me falta oir el disco en si, que ahora si tengo ganas.
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ResponderEliminar"(...) lo más probable es que éste sea el punto más elevado de todo el trayecto que Dream Theater ha venido recorriendo desde la última década."
ResponderEliminarPolémicas declaraciones, pero ciertas.
Interesante, muy interesante... He venido leyéndote desde hace un tiempo y considero importante lo que haces.
ResponderEliminarAhora, te escribo para hacerte una petición sencilla -a mi parecer-: que escribas sobre Myrath y/o Rush.
De pronto es mi impresión, pero creo que ambos dan mucho de que hablar.
Éxitos.
Considero tu reseña un poco rara, al terminar de leer lo 1ero. k me pregunte fue...le gusto o no el album? sin embargo das 9.5. En lo personal creo que aciertas muy bien en algunos puntos, pero DT es un grupo que necesitas oirlo varias veces para admirar estos cuates, sus instrumentos son extensiones de sus extremidades y sus a veces necesitas haber sido adicto para entender las letras en su totalidad (fui adicto y para nada me parecen cursis sus letras), sin embargo he seguido a DT por casi 20 años y pico y nunca me han decepcionado, este album me gusto bastante y la musica increible, quiza el unico grupo que quiza esta a la altura es vanden plas pero esa es otra historia........
ResponderEliminarSaludos el album esta muy ching......
He seguido toda la carrera de Dream, sin embargo me había quedado pegado en el Metropolis parte 2 y no me lograba convencer ninguno de los discos que sacaban, pero este lo encuentro un discazo y creo que es uno de los grandes discos de toda la historia de Dream.
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