A Gentleman's Hurricane - Mind's Eye
¿Alguna vez han escuchado hablar sobre Mind’s Eye? Quizá los conocen si son grandes fanáticos del metal progresivo, pero si esto no es así, hay pocas probabilidades de que hayan escuchado hablar sobre este grupo. Son tan poco conocidos que ni siquiera tienen un artículo en
Como se describen en su MySpace, Mind’s Eye es una banda progresiva con un fuerte sentido de la melodía y que, a pesar de hacer su propia mezcla de rock progresivo y metal, se pueden escuchar influencias de bandas como: Yes, Rush, Queensrÿche, entre otros. Este grupo comenzó sus andadas por el mundo musical por 1992, pero no fue sino hasta 1997 en que su sonido se consolidó, lo mismo que el nombre del grupo y los integrantes definitivos: Daniel Flores en la batería y los teclados, Johan Niemann en el bajo y la guitarra, y Andreas Novak a cargo de la voz. Después de unos cuantos discos de estudio, la disquera en la que se encontraban quebró, lo que los obligó a retirarse durante un tiempo de los estudios de grabación hasta que sacaron su noveno álbum de estudio, Walking on H2O, que los posicionó como uno de los grandes exponentes del metal progresivo que aún se daba a conocer, teniendo como característica principal que las comparaciones con Dream Theater no eran para nada usuales. Su décimo disco de estudio, “A gentleman’s hurricane” es una obra conceptual extensa que versa sobre la historia de un asesino que debe cometer numerosos asesinatos.
Praying for confession es el tema de apertura de este monumental trabajo. Se trata de una canción envuelta en sonidos atmosféricos que preparan un clima de tensión, en los que aparecen algunos que recuerdan a alguna película de terror. Finalmente aparece un coro angelical que da paso al trabajo vocal en sí de la banda, con algunos guiños de Queen.
Seven days viene muy bien enganchada con la canción introductoria. Este tema se desenvuelve en un espacio de seis minutos plagados de geniales armonías vocales, riffs pesados que marcarán la línea melódica de todo el trabajo, y, por su puesto, la maravillosa voz de Andreas.
El disco continúa con una de las mejores canciones de todo el álbum: Assassination. Los sonidos electrónicos que definen el principio del tema se diluyen en esos riffs pesados de los que ya hablaba, con un importante contrapeso de los teclados. La canción es pesada, pero no por eso deja ser muy melódica. A decir verdad, el estribillo de este tema es simplemente brillante, lo mismo que el solo de guitarra posterior a éste.
Chaos unleashed es otra canción potente con un estribillo brillante, cuya línea melódica es trazada por los teclados. De hecho es de los temas que más destacan luego de haber escuchado varias veces el disco.
Le sigue Hell’s Invitation, que es incluso mejor que su predecesora. Hasta este momento el disco ha mostrado varias cosas: una solidez musical impresionante, una capacidad de ser un disco progresivo capaz de ser entendido desde la primera escucha, una espectacular voz de Andreas, y constantes estribillos brillantes. Y este tema no es sino la demostración de lo anteriormente dicho.
Feed my revolver, es la favorita de todo mundo por default. En sí se trata de una canción con una estructura normal, un estribillo sumamente cantable y una instrumentación hasta cierto punto comercial. ¿Entonces por qué es la preferida por defecto? Porque los rasgos que comentaba le confieren una propiedad para maravillar a cualquiera. Este es otro de los temas que demuestran que el progresivo sí puede ser escuchado por casi cualquier persona, desmintiendo esa vieja premisa de que el progresivo necesita ser complicado para que sólo lo disfrute una élite. Feed my revolver es la mejor canción del disco, y punto.
Ashes to ashes (in land lullaby) comienza con los llantos de un bebé y un aire demencial que es a la vez cómico y angustiante. Nuevamente nos encontramos una canción potente, con la única diferencia con las anteriores de que ésta carece de los clásicos estribillos memorables. Sin embargo no es ninguna canción floja, por sí misma es genial porque es, quizá, la más progresiva hasta este punto. Tiene de todo: cambios de ritmo, una estructura compleja y un gran solo de guitarra. El final, por cierto, es apoteósico.
Para descansar de tanta potencia y de la interminable gama de emociones que puede despertar la intensidad del disco, llega a nosotros The our of need, que se trata de un track breve muy calmado donde Andreas Novak canta a dueto con una mujer de quien desconozco el nombre.
Reed winter sirens es el epítome de la música épica. Dura siete minutos y medio, y en ellos podemos encontrar el que es, a mi juicio, el mejor riff de apertura de todo el disco: muy melódico y hasta melancólico; un estribillo épico ejecutado a la perfección; estructuras musicales cambiantes, simples, complejas, rudas, melódicas, y por sobre todo eclécticas. En resumen, de lo mejor del disco.
Skin Crawl es un tema que sigue la línea del tan elogiado Feed my revolver, y es que también cuenta con un gran estribillo y una capacidad innata de ser un tema asimilable desde el principio.
La recta final del disco, que aún es algo extensa, comienza con Graveyard Hands, que es una canción un poco más calmada que las anteriores. Específicamente se trata de un medio tiempo muy disfrutable que a estas alturas del álbum hacía mucha falta.
Say Goodnight es el penúltimo track y ya contiene algunos guiños de lo que será el último tema. Creo que hemos llegado al punto en que todo se vuelve una repetición, pero no se trata de un comentario peyorativo, al contrario: hasta este tema, todo ha sido tan bueno que no vale la pena repetirlo por enésima vez.
Pandora’s Musical Box es el tema con el que concluye este gran trabajo. Es el más largo y complicado de todo el álbum. Dura diez minutos en donde podemos escuchar melodías sumamente complejas que, seguramente, a la primera escucha, a diferencia de Feed my revolver, no queda completamente claro de qué trata. O sea, el prefecto tema del que ningún progresivo renegaría. Además de lo antes mencionado, hay partes en donde esta canción se puede confundir con alguna de Queen, con sus clásicos coros.
A Gentleman’s Hurricane tiene todo lo que un gran disco debería de tener. En general todas sus canciones son destacables por sí solas, y esto es algo que muy rara vez ocurre en el mundo de la música. Por otro lado, este trabajo es una muestra de frescura en el metal progresivo. No creo tener muchas objeciones sobre este álbum salvo su duración. A decir verdad es un disco sumamente extenso (80 minutos), por lo que es normal que el sentimiento de alguien que escuche las primeras veces este trabajo sea un poco encontrado, porque si por una parte la música en sí es una obra maestra del progresivo contemporáneo, ésta se extiende, quizá, más allá de lo debido. Como todo buen disco, éste necesitar ser escuchado un par de veces en su totalidad o en fragmentos. Y es que estoy convencido de que cada vez que se le escuche, algo nuevo se ha de encontrar entre sus tantos acordes, ritmos y melodías. Además, ¿quién se puede cansar de la voz de Andreas Novak? De vez en cuando hace muy bien escuchar algún cantante de metal que no tenga la voz chillona.
Es en momentos como estos en los que uno no sabe si los músicos se pueden superar aún más, pero en tanto saquen su siguiente material discográfico, podemos dar por cierto que éste es uno de los mejores trabajos de la década.
4 comentarios: