Metallica en el Foro Sol
Metallica ha sido una banda que ha marcado generaciones enteras, durante más de veinte años su música ha llegado a innumerables personas, de diversas edades, grupos étnicos y nacionalidades. Durante los ochentas fueron el máximo exponente de la música que se oponía al pop y a la industria musical. Su música creó un paradigma en el metal, y rompió con muchos paradigmas de las bandas “pesadas” de los ochentas. Y aunque, al fin humanos, no son perfectos y han cometido muchos errores a lo largo de su carrera (demandar a los usuarios de Napster, o el "Black Album" entre otros); han logrado superar todas las adversidades, incluso las que ellos mismos se han puesto, para convertirse en una de las bandas legendarias de la historia musical.
Por ésas, y muchas razones más, no es de extrañarse que en su concierto del sábado, al que asistí, se vieran familias enteras, señores con sus hijos, metaleros de 40 a 50 años, y ni hablar de los hijos de papi con sus playeritas Abercrombie y las fresas que sólo se sabían “Nothing Else Matters”. Por un lado es admirable la diversidad de fanáticos, en su mayoría señores que de jóvenes fueron marcados por la música de esta banda, y que crecieron y siguieron con sus vidas, y ahora asisten con sus familias a ver la banda que alguna vez era la quintaesencia de la contracultura del metal. Pero por otro lado es molesto ver que los que ahora son (somos) jóvenes no se puedan ni fumar un churro porque ya los andan regañando, que porque hay niños presentes…
Metallica no es ni ha sido la mejor banda del mundo, pero sí una de las más significativas, por lo que representó su música en los ochentas, y porque con sólo tres álbumes perfectos lograron el estatus de leyendas vivientes.
Llegar al Foro Sol es cada vez más complicado, gracias al “Circuito Bicentenario” (a.k.a. Circuito Interior, Río Churubusco) que está hecho un desmadre. Si a eso le sumamos que el Viaducto está imposible a todas horas, llegar al Foro Sol se ha vuelto una tarea de alto riesgo para los que vamos en carro; y además tenemos que ir dispuestos a que nos roben: en el concierto de Radiohead cobraron $50.00 de estacionamiento y ahora se les hizo fácil cobrar el doble. Pero una vez que te resignas a vivir en el subdesarrollo y sabes vivir con el hecho de que todo mundo te quiere sacar dinero hasta por “decirte cuál es tu lugar”, asistir a conciertos en el Foro Sol siempre es agradable. No sólo por lo impresionante del lugar y su capacidad, sino por el ambiente que se vive, y es que, que una cerveza esté al triple de su valor real no es impedimento para que el mexicano se embriague. Sí, asistir a un concierto en México es ver cómo el punto de equilibrio de las curvas de la oferta y la demanda se mueve siempre a favor de los que ofrecen, e insisto, no queda otra que resignarse.
Cuando al fin pude llegar a mi lugar, ya tocaba una banda que se hace llamar “Resorte”, banda de la que había escuchado como dos canciones en la secundaria y que nunca me interesó. Tampoco me interesan ahora que los vi en vivo. La otra banda abridora fue la infame Avenged Sevenfold, banda que debo admitir me gustaba hasta su último disco, y a pesar que tocaron tres de mis canciones favoritas de ellos: “Unholy Confessions”, “Chapter Four” y “The Beast and the Harlot”, sólo lograron decepcionarme. La voz de Mr. Shadows cada vez suena peor en vivo, y los solos de Synyster Gates no suenan igual en vivo, y de hecho el sonido no les ayudó. Con decirles que el Reverendo que ahora canta, nunca se escuchó ni en las canciones del nuevo disco dónde tiene un rol más importante como vocalista. Para terminar pronto, nada destacable de su presentación.
Después de una larga y aburrida espera, viendo como de la tribuna aventaban cosas a los de general y viceversa, fluidos corporales varios, vasos de papel, y cerveza, y ya con una luna impresionante, salieron al escenario sin mucha espectacularidad los integrantes de la banda: Hetfield, Ulrich, Trujillo y Hammett.
Empezaron tocando “Creeping Death”, canción de su poderoso segundo álbum “Ride the Lightning” y fue tan magistral en vivo como en el disco, pero no divina como en presentaciones en vivo de los ochentas. De hecho eso fue lo que en general me dejó el concierto, son buenos, pero antes eran mejores. Sin duda su vida de “adultos” pudo al fin doblegarlos, eso y la edad. Sin embargo aún tenían la actitud y las ganas de antes, y eso fue lo que para mí rescató el concierto, que al menos hicieran lo que les gusta con la convicción de dar todo de sí. Pero regresando a la interpretación, fue poderosa.
Su segunda canción sería “For Whom the Bell Tolls” también de su segundo disco, de hecho del “Ride the Lightning” tocarían dos canciones más de él, para un total de cuatro. En vivo me encantó, en especial porque los "mosh-pits" ya podían verse en varias partes de “General”, gracias a que por alguna razón todo el concierto dejaron las pinches luces que alumbraban al público prendidas…
Y después de tales descargas de adrenalina con dos obras maestras, sublimes, refinadas y selectas dentro del trash-metal tocarían una aún más pesada, hablo de: “Ride the Lightning”. Una canción que aún se escucha pesada en la actualidad. Imagínense cómo fue en 1984, era algo así como ponerle Opeth a tu abuela. Y qué podía seguir después de tal joya, sólo algo de su mejor disco: “Master of Puppets”, su quinto track de hecho. Fue “Disposable Heroes”, y ya los mosh-pits eran cada vez más grandes. Fue impresionante, y gracias a lo austero, amplio y práctico del escenario se podía ver perfectamente desde donde estaba. El solo de Hammett tuvo mucho sentimiento, aunque menos rápido que antes, fue otra rola poderosa y pesada, de las viejitas pues. Y la gente ya había llegado al paroxismo sólo de ver las primeras cuatro canciones de la noche, y continuaron haciéndolo con “One”. Como ya sabrán la canción empieza tranquilona para después estallar con unos riffs pesadísimos, y en vivo fue grato como la mayoría se la sabía, y eso que no era del Black Album…
Luego vendría una de las nuevas, y una de mis favoritas, que siento será de los clásicos de la banda, “Broken, Beat & Scarred”. Rápida, poderosa, buenas letras y perfecta para la voz del Hetfield de ahora. Ya no raspa la voz al cantar como antes, pero al menos en ésta no se extrañaron sus años dorados.
Lamentablemente las emociones bajarían un poco para mí con una canción de su segundo peor disco, “Reload”. Fue "The Memory Remains", y hasta los mosh-pits se detuvieron, y bueno… para qué le sigo. Y luego siguieron con “Sad but True” y yo mejor me senté a ver a los demás cantarla. No me paré ni para la siguiente canción, un cover de hecho, “Turn The Page”.
Sigo sin entender cuál es la fascinación de Metallica de tocar covers en sus presentaciones en vez de poner material ochentero que siempre es bien recibido. Afortunadamente siguieron con otro rolón de su más reciente disco, “All Nightmare Long” que fue de lo mejor de la noche para mí, y aunque tocaron sólo tres del genial “Death Magnetic” siento que tocaron las indicadas. Porque de hecho, la canción siguiente fue “The Day That Never Comes”, canción de la que he leìdo comparaciones absurdas. Lo cierto es que es una canción más bien calmada que tiene una parte instrumental muy buena y unos riffs chingones para el final de la canción.
Y aunque las emociones en general ya habían bajado, en comparación al trepidante inicio, éstas volvieron a exacerbarse con “Master of Puppets”. Fue increíble verla en vivo, y aunque el señor de a lado y su hijo se me quedaban viendo con cara de espanto yo mejor hice headbang como loco. Y cómo no, ver semejante obra maestra del metal en vivo no es algo que se ve todos los días. Y tocarían la primera canción de su segundo disco, la cuarta de ese disco que tocarían esa noche. “Fight Fire With Fire”, que fue violentísima y que otra vez puso los mosh-pits por toda la zona de General, algunos un tanto grandes, todo espectacularmente decorado con la pirotecnia del show, propia para la canción, que precisamente habla de eso, fuego.
Lo malo es que después de esa canción, no me volvería a emocionar tanto el resto de la noche, esto porque cerraron el setlist principal con dos canciones del lastimero Black Album, “
Nothing Else Matters”, y “
Enter Sandman”, para regresar al encore y tocar un pedazo de "
Suicide & Redemption" y tocar un cover (“
The Prince”). A mí me molestó que nos dieran sólo un pedacito de semejante monstruo de diez minutos, y en vez de eso tocaran otro cover.
Pero para beneplácito de los más antiguos seguidores de la banda tocarían los tracks 8 y 9 de su disco debut. “No Remorse” y “Seek & Destroy”. Canciones bastante buenas, aunque me hubiera gustado ver en vivo algún track épico de sus discos que más me gustan como Master of Puppets, …And Justice for All, o Ride the Lightning. Aunque supongo que estuvo bien que cerraran con lo más rápido y pesado de su repertorio. Algo meritorio tocar esas canciones tan veloces en vivo a su edad.
Fue muy buen concierto, a pesar del mexicano y su idiosincrasia, y gracias al buen clima se pudo disfrutar de un sonido perfecto, al menos desde donde yo estaba. No es para nada el mejor concierto de la historia como muchos dicen, pero si aceptable para una banda de las proporciones de Metallica.
Si me preguntan, me quedé con ganas de ver “My Apocalypse” en vivo.
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