lunes, 16 de junio de 2008

Avantasia en el Circo Volador

(Todas las fotos son propiedad de Germán García)

Pocas bandas pueden presumir de ser tan importantes como Avantasia. Su trascendencia va más allá de ser un destacable proyecto solita enfocado en el power metal de corte épico, con ciertos toques de hard rock, sino que, como dijera Tobias Sammet, la indiscutible mente maestra detrás de Avantasia, es la madre de las "metal operas". Desde que apareció Avantasia han aparecido varios proyectos más en el mismo estilo, pero ninguno tan importante (salvo Ayreon, quizá) como el de este joven germano, quien supo cómo sembrar la semilla de uno de los movimientos más memorables que, sin duda alguna, vivirá el metal en toda su historia. Y es que nunca antes un joven tan talentoso había podido reunir a los más destacables músicos de la escena mundial del heavy metal. Avantasia nació con dos discos que pasarán a la historia: The Metal Opera, Pt. 1; The Metal Opera, Pt. 2.

Tuvo que pasar un período de ocho años para que el brillante Tobias Sammet se decidiera a hacer nuevamente un disco de Avantasia. Y su resultado fue el espectacular The Scarecrow, que mostró una notable evolución que ya se dejaba ver en el último disco de Edguy, Rocket Ride. No obstante, Tobias se mantuvo firme durante algún tiempo en que nunca haría una gira mundial de Avantasia por los problemas de organización que esto representaría. Finalmente, tras las presiones de los fanáticos, y hasta de la disquera, se decidió emprender una gira en tan solo catorce países, donde México tuvo el honor de recibir el pasado 15 de junio a la madre de todas las metal operas: Avantasia. Su lugar: el Circo Volador. Un sitio a la vista poco agradable y nada especial, que se encuentra en una zona bastante fea de la Ciudad de México, y que en su exterior cuenta con horrendos grafitis que demuestran que la carencia de estética de ninguna manera puede ser arte.

Se pensaría que se llenaría la sala, pero no fue así. Ya iniciado el concierto había unos cuantos asientos solitarios en la parte superior. Algo inconcebible si tomamos en cuenta la magnitud de este evento. Diría el hermano de uno de los redactores de este blog: algo menos común que un eclipse solar. Quizá fue amor al arte por parte de Sammet o la estupidez del mexicano. Sea cual sea el caso, el concierto dio inicio a eso de las 8:10 pm, con los inconfundibles riffs de Twisted Mind. Sascha Paeth se encargó de crear un clima de tensión mientras todos expectantes aguardaban la llegada de Sammet. Al momento de llegar no se hicieron esperar los gritos: el concierto había empezado y la canción se desarrolló maravillosamente.

La segunda canción fue la épica The Scarecrow, y fue ahí donde apareció, junto a Sammet, el que a mi gusto ha sido el mejor colaborador de Avantasia, el señor Jorn Lande. Con más de once minutos de duración, esta pieza supo cómo atrapar al público.

A ésta le siguió, tras unas palabras de Sammet, la powermetalera Another Angel Down, que, claro está, en vivo sonó mucho más poderosa. La interpretación de ambos cantantes fue por demás excelente, y ésta fue de las preferidas de la noche. Pero lo mejor fue sin duda el momento en que se apagaron las luces para comenzar a sonar el ya conocido Prelude, que dio paso a una de las favoritas de todo fanático de Avantasia, Reach Out For The Light, del primer disco. Sammet se empeñó en demostrar su dinamismo y el poder que tiene sobre el público, quien agradeció con euforia su entrega.

Tras esta pieza apareció otro de los invitados estrella, el brasileño e inseparable amigo de Tobias, Andre Matos. Interpretaron a dueto una de las baladas clásicas: Inside. Aunque a decir verdad, el público la cantó casi completa. A esto le siguieron unas palabras en español por parte de Andre, que, cómo no, todo el público mexicano agradeció de gran manera, pero no tanto como el momento en que él mismo comenzó a ondear una bandera de México en la siguiente canción: No Return, un corte clásico de power metal, que si bien no es mi favorito, en vivo tuvo un gran poder.

De antemano había una decepción: Bob Catley no vendría a México, por lo que se ponía en riesgo la interpretación de la siguiente canción. Tobias ofreció cantarla solo, y así lo hizo, no sin el coro de todo el recinto. The Story Ain't Over, fue una power ballad sumamente emotiva aunque faltara la voz de Catley.

La velocidad regresó con Shelter from the rain, a la que no le faltó ni por un instante la voz del renegado del metal, Michael Kiske. Andre, Tobias, y el no menos calvo que Sammet, Olli Hartmann, supieron encarar perfectamente la canción. Pero después de eso llegó el momento más temido por todos los fundamentalistas anti mercado: Lost in Space, una canción que Tobias se encargó de defender a capa y espada. Lo mejor del caso fue que todos se olvidaron de lo comercial que puede resultar la canción, y eso logró que ésta fuera una de las canciones más coreadas de la noche.

Dada la presencia de Hartmann era casi imposible que no tocaran I don't believe in your love. Lo mejor de la canción: el épico "Don't give a fuck for roses". Pero luego de eso vino uno de los momento álgidos de la noche. La canción que todo fanático de Avantasia sueña con escuchar en un concierto: Avantasia. El Circo Volador coreó a viva voz el inmortal estribillo como era de esperar, hasta que la mítica canción terminó, para dar paso a otro viejo conocido del primer disco, Serpents in Paradise, canción más que perfecta para el resucitado Jorn Lande, quien continuó mostrando que en vivo es todo un maestro a la hora de interpretar canciones rockeras, con esa voz desgarrada y poderosa que lo caracteriza, y que nos dejó disfrutar en la siguiente canción, que resultó un tanto paradójica. A mi gusto, Promise Land, fue la gran faltante en el último disco, la mejor canción de power metal en los EPs y en The Scarecrow. En vivo resultó excelente, pero lo más triste del caso es que casi nadie la conocía... Un dato curioso es que en una parte del puente de la canción, Sammet pareció llorar. Eso, o se le acabó la voz.

La banda se retiró durante un rato, para dar inicio a la parte final del concierto: los encore. Y no pudo empezar mejor: The Toy Master, con Sammet vestido de acuerdo a la ocasión, supo imprimir una fuerza enorme al tema ante la falta de Alice Cooper. Musicalmente fue de lo mejor de la noche, si no es que lo mejor, pero, nuevamente, el público se quedó mudo ante mi sospecha y mi frustración. Para rellenar ese hueco de incultura, le siguió la canción favorita de los caballeros, Farewell, interpretada por Sammet a dueto con Amanda Somerville, quien se llevó la noche. Ésta sí fue de gran aceptación por el público, afortunadamente, aunque quizá se debió a Amanda y no tanto a la canción en sí.

Para terminar el concierto se tocó Sign of the cross, con todos los músicos. Fue un momento épico que concluyó con el coro de The seven angels, aquella canción tan épica y magestuosa del segundo disco, cantada por todos y cada uno de los músicos: Tobias Sammet, Andre Matos, Jorn Lande, Oliver Hartmann y Amanda Somerville.

La adrenalina al salir de un concierto obliga a la gente a pensar que cada uno ha sido el mejor de su vida. Sin embargo, esto se convierte en una ley, una apreciación objetiva, cuando se trata de Avantasia, porque no importó nada: México, un país de tercer mundo, tuvo el privilegio de ser de los únicos en poder escuchar a ese conjunto de grandes músicos que es Avantasia, ante la envidia de muchos más países. La experencia de ver a Avantasia en vivo no fue la de ver a cualquier grupo en un tour, sino la de ver la primera y única gira del mejor de los grandes conjuntos de metal. Con esto, uno ya puede tener algo que contarle a sus nietos: no todos los días se ve al conjunto que cambió al metal del nuevo siglo.

5 comentarios:

  1. Bueno... la verdad desde que Raff me contó que Avantasia iba a ir a México, los envidié totalmente.

    Ahora, como dices, es algo que no pasa todos los días... Avantasia es realmente la mejor recopilación del power metal que pueda existir en la historia.

    Como decía cuando escribiste sobre The Scarecrow, es a mi gusto un gran disco, es único, sublime.

    Y la unión de este disco, más los clásicos como Farewell, The Seven Days y Avantasia, es algo sublime.

    Que alegría poder leer algo como eso.

    Y eso que seguí esperando las llamadas...

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  2. Al igual que el concierto de Nighwish, cómo deseé estar allí contigo para compartir algo mucha más que adrenalina pura versión metal. Qué bien que hayan elegido a México, así puedo disfrutar contigo los recuerdos que te dejaron esa noche los integrantes de Avantasia. Aspiro y espero que no sea el último, yo también quiero ver a Tobby...

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  3. La del domingo fue una noche perfecta: el sonido, el setlist, la interpretación, el sentimiento, el público, la iluminación, todo.

    Farewell me puso la piel chinita, igual que Another Angel Down y Promised Land. Raro que esta última y The Toy Master no fueran tan coreadas...

    Qué más le puedes pedir a la vida después de ver un concierto como el del domingo. Nada.

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  4. Pues si, despues de ver a semejante alineación no se puede soñar ya. Todos tus sueños se ven minimizados cuando por fin te das cuenta de la magnitud del evento que presenciaste.
    Lande, Sommerville, Paeth, Matos, y sobre todo Samett. Y no es que se le reste nada a los demás, pero es que sin Tobby (como se coreaba) Avantasia simplemente no hubiera existido.
    Tubimos suerte los que asistimos. Muchisima suerte. Y gracias a Dios que nos dejo ver semejante espectaculo.

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  5. Ah, ahi arriba es "tuVimos".

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