domingo, 7 de octubre de 2012

Sonata Arctica - Stones Grow Her Name (2012)

Si algo hay que agradecerle a Tony Kakko es su renuencia a repetirse a sí mismo y su entusiasmo por evolucionar como músico. Es de celebrar que muy lejos hayan quedado los días del Ecliptica, el disco más genérico y complaciente de Sonata Arctica. En el 2007 sorprendieron a propios y a extraños con el que hasta la fecha es su mejor álbum, Unia, un trabajo extraño e innovador en el que se exploraba la faceta más progresiva y compleja de este grupo finlandés. Desde entonces Sonata Arctica dejó de ser esa banda de power metal genérico cuyas canciones se basaban en la velocidad, el doble bombo, estribillos pegajosos y una estructura predecible. De este cambio drástico surgió The Days of Grays, que sin llegar a ser brillante tenía grandes momentos, como la magistral Juliet.

En la primera mitad de este año, Sonata Arctica nos entregó su séptimo material, el errático y mucho menos complejo álbum titulado Stones Grow Her Name, un disco que si bien no supone un regreso a las raíces marca distancia con el sonido progresivo de sus dos trabajos previos y se inscribe dentro del hard rock en la tónica de bandas como Edguy. La mención de uno de los proyectos de Tobias Sammet no es arbitraria ni un forzado parentezco, ya que en este disco descubrimos una nueva faceta de Tony Kakko como músico: el humorista que por momentos deja de lado la solemnidad. No obstante, la gran diferencia entre ambos radica en que la propuesta estética y musical de Edguy ha sido desde siempre relajada y humorística, incluyendo en todos sus discos una o más piezas graciosas, casi siempre como bonus si se trata de meros chistes (siempre afortunados) o en forma de canciones notables (Save Us Now, The Pride of Creation).

El caso de Sonata Arctica no podría ser más diferente. En Stone Grows Her Name se conjunta lo peor de la banda: la cursilería y la corrección política encarnadas en la saturada de estrógenos I Have A Right y el fallido intento de presentar Cinderblox, un tema que solo podría definirse como Country Metal o metal apto para rednecks, con banjo incluido, como un componente fundamental del disco. Estos momentos desafortunados se conjuntan con temas intrascendentes como la genérica Losing My Insanity o la fácilmente olvidable The Day y la extraña y hardrockera Shitload of Money.

La nota positiva de Stones Grow Her Name es, sin duda alguna, Somewhere Close To You, la canción más pesada  y oscura que han compuesto, el memorable tema en medio tiempo Alone In Heaven y las épicas canciones progresivas y power que cierran el ciclo de Wildfire, de la que ya teníamos conocimiento desde Reckoning Night. Aunque lejos hayan quedado los tiempos de las grandes baladas como Letter to Dana o Shamadalie, no desmerece el bonus: la bella Tonight I Dance Alone en la que Kakko hace gala de su calidad interpretativa sin necesidad de utilizar innecesariamente todos los recursos de su voz.
En suma, Stones Grow Her Name es un disco mediano, con un conjunto de canciones de malas a intrascendentes y un par de buenos temas, distribuidos irregularmente. Con seguridad el destino de este álbum será el olvido, un mal trago en la evolución de una banda madura en constante búsqueda por un sonido fresco.

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