Between the Buried and Me en el Hard Rock Cafe
…you will just keep waiting.
Seis meses después de aquella visita de Between the Buried and Me (BTAM)al DF, el quinteto de North Carolina regresó a México la noche del nueve de noviembre en el Hard Rock Café. Lugar, a mi gusto, perfecto para esta banda, ya que se prestó para el Mosh Pit, se ve bien de todas partes, y el sonido es bastante bueno. Esta vez, la audiencia iba con el firme propósito de entregarse a esta gran banda; a diferencia de su visita anterior, donde, la gran mayoría de los presentes en su vida había los escuchado, y no tenían el oído educado para los growls característicos de BTAM.
Las puertas del lugar se abrieron a eso de las seis y media, y la gente fue llenando el Hard Rock, yo, afortunadamente, contaba con un boleto especial que me permitió estar en la parte de arriba y backstage. De arriba la vista era impecable, se seguía teniendo cerca el escenario, y el sonido era inmejorable.
La banda subió al escenario, tomaron sus posiciones, e inmediatamente Tom comenzó a tocar en su piano las primeras notas de Foam Born (A) The Backtrack, se detuvo un poco después, introdujo a la banda y continúo con la canción, que en vivo es impresionante, en especial ver cómo a Tom le salen los growls como si estuviera platicando, y, ver a Paul hacer esos arpegios sublimes. Como sabrán la canción va unida a (B) The Decade of Statues por lo que su transición fue perfecta. En esta canción la gente empezó a hacer el famoso mosh pit, y al verlos desde arriba pensaba, 'qué bueno que no estoy ahí'.
Unos problemas técnicos en la guitarra de Paul detuvieron por unos instantes el cambio de canciones, que como ya sabrán, en el Colors no hay tal. Afortunadamente, poco después comenzarían a tocar Informal Gluttony, la cual fue soberbia, la voz de Tom nunca se perdió y el sonido nunca se saturó, aun en las partes más pesadas, mismas que prendían a la audiencia de una manera sublime.
Otros problemas técnicos detuvieron nuevamente la transición de canciones, pero no tardaron mucho para continuar con Sun of Nothing (canción favorita de Tom para tocar en vivo), sólo que en vivo no hubo changuitos entre canciones. La canción es impresionante en vivo, sobre todo porque fue perfectamente ejecutada, y fue imponente escuchar al recinto entonar el “I’m floating towards the sun…”. Y qué decir de Ants of the Sky, que cumplió todas mis expectativas, fue apoteósico el inicio, así como el solo del final.
Prequel to the Sequel vino inmediatamente después, canción que al ser de las más pesadas fue de las que más puso el Mosh a todo lo que podía dar. Y donde vimos a Tom llevar su voz al límite para hacer un growl agudo y uno bajo, algo realmente impresionante, pero más impresionante era ver su presencia escénica, es un espectáculo por sí solo, sabe mantener a la gente atenta. Viridian llegó poco después, misma que dejó ver la habilidad de Dan en el bajo, y que dio un respiro para retomar fuerzas para la última canción del disco; la majestuosa White Walls: verla en vivo fue toda una experiencia, por lo grandioso de la canción, y en especial, por el clímax musical de los últimos 4 minutos de la canción. La canción fue impecable, es impresionante ver cómo suenan en vivo, incluso mejor que en el disco. Prueba inequívoca de su dedicación a su música y eso es algo que se agradece mucho.
La banda abandonaría el escenario aproximadamente por 20 minutos, tiempo suficiente para recuperar fuerzas y tomar una cerveza. Regresarían para decirnos que tocarían cosas de su viejo material. Y comenzaron el segundo setlist para tocar una de las canciones obligadas: Mordecai, canción del Silent Circus, que es violentísima, súper pesada; riffs que te taladran los oídos, y que tiene también una parte singalong que da escalofríos escuchar en vivo, siendo coreada por toda la audiencia.
Continuarían con un rolón muy antiguo, tanto, que el mismo Tom confesaría que tenían bastante tiempo sin tocar dicha canción en vivo, fue Shevanel Cut a Flip; canción del primer disco de la banda, que fue una sorpresa bastante agradable para todos los presentes esa noche. Roboturner, del Alaska, continuaría con la magistral ejecución de su repertorio. Las dos anteriores fueron canciones impresionantes, que prendieron a la gente, y que, fueron de lo más pesado de la noche. Seguirían con la canción que abre el disco Alaska: All Bodies. Canción en donde perdí la voz luego de gritar como loco “All bodies, contortion!”.
Al terminar la canción, la banda se despidió, pero dijeron que tocarían una canción más, era obvio cuál iba a ser, en especial cuando todo el recinto empezó a gritar el nombre de la canción al unísono. Sería la obligada: Selkies: The Endless Obsession. Canción que contiene, uno de los mejores solos de guitarra que ha escrito Paul, y que no defraudó. Justo al terminar las letras de la canción con la línea “We can speak of obsession... we can love the endless” empezó aquel grandioso momento en el que Paul pondría punto final con su guitarra a ese maravilloso concierto.
Lo más increíble de esta banda, no es cómo suenan en sus discos, ni lo impecable que suenan en vivo (a no ser por las fallas técnicas propias de una presentación en vivo); lo mejor de este colectivo de músicos es lo sencillos que son, y lo increíblemente amigables que pueden llegar a ser con sus fans. El hecho de que el artista te haga la plática a ti como fan, en vez de tú a ellos en un meet and greet es algo que pocas veces se ve.
El concierto como tal fue muy bueno, arriba del promedio, y de lo mejor de este año. Es de esos conciertos de los que no tengo nada por lo que quejarme, y créanme, eso es raro en mí (ayudó mucho que no estuviera abajo en medio del Slam y los empujones). Por cierto, les debo las fotos.
_\m/ Impecable. Es todo lo que se puede decir del concierto. No es por querer hacerle al drama pero es que decir algo más ya sobra y no se puede decir menos. Es de esos conciertos para recordar toda la vida... Y yo sigo insistiendo que estar al frente del escenario es mejor que estar ahí arriba _\m/
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