Mastodon - Crack the Skye (2009)
Sucede algo muy peculiar en los círculos del metal más extremo, los entusiastas de estos géneros (léase Black Metal, Death Metal, et al) tienden a polarizar sus posturas ante bandas que en un principio tenían un sonido más pesado y poco accesible para oídos no educados en riffs saturados y en voces que para la gente común suenan cacofónicas.
Mastodon y su más reciente disco de estudio, “Crack the Skye”, polarizaron a muchos entusiastas del metal extremo y a los mismos seguidores de la banda. La razón es la antes expuesta, en su nuevo disco adoptan una postura mucho más melódica, voces “limpias” y en general un sonido que en primera instancia suena más accesible para oídos no metaleros; esto fue un pecado imperdonable para muchos, para otros tantos fue la culminación del proceso de maduración en el sonido de la banda, y la incursión de Mastodon en terrenos del rock progresivo.
Aunque ya en entregas anteriores el sonido de la banda exploraba aspectos del rock progresivo, no habían logrado integrar completamente dichas influencias a su música, incluso pocos comprenden por qué “Remission” y “Leviathan” son etiquetados como metal progresivo cuando muestran pocas, o en algunas canciones nulas influencias de este género. Ya para “Blood Mountain” adoptaron mayores influencias del progresivo, y con un sonido menos “pesado”, pero para su cuarto disco de estudio su metamorfosis sonora fue completada.
Como ya es característico en los discos que edita la banda, el arte del disco es siempre sublime, disco tras disco los booklets y las portadas son adornadas por la estética visual y el detalle del arte de los discos. “Crack the Skye” no es la excepción, Paul Romano nuevamente logra evocar diversas sensaciones con sus ilustraciones, y sobre todo, el surrealismo que lo caracteriza al crear las portadas de Mastodon es pieza clave de la exitosa combinación de sus dibujos y la música de Mastodon.
Los discos conceptuales han sido fundamentales a lo largo de la carrera de la banda, vamos, no cualquiera hace de su segundo disco de estudio una obra conceptual basada en Moby-Dick. Y en éste, su cuarto disco, no se rompe la regla; nuevamente el disco cuenta a través de sus letras la historia de un paraplégico que sólo puede moverse a través de viajes astrales. En uno de esos viajes el sol quema el cordón umbilical que iba atado a su plexo solar que permitía que su alma regresara a su cuerpo; esto provoca que vague por el espacio hasta que cae en un agujero de gusano, mismo que lo lleva al mundo de los muertos. Ahí él les explica que no ha muerto, los espíritus descubren a través de una clarividencia que dice la verdad y deciden ayudarlo. Por alguna extraña razón los espíritus deciden ayudarlo y ponen su alma en el cuerpo de Rasputín, aunque luego ambas almas salen del cuerpo y viajan a través de una abertura en el cielo, mientras Rasputín ayuda al joven paraplégico antes de que muera de verdad, aunque queda poco claro si al final logra salvar su cuerpo de la muerte antes de que sus papás, que creen que está muerto, se deshagan de su cadáver.
El disco abre con un sonido raro en Mastodon, una canción muy calmada para los estándares de la banda. Riffs sin mucha complicación, cambios de tiempo interesantes, progresiones melódicas sublimes y solos de guitarra bastante blueseros. Algo radicalmente opuesto a lo que había venido realizando la banda en entregas anteriores. La abridora es Oblivion, canción que crea el ambiente propicio para la parte de la historia que cuenta: alguien perdido en un universo alterno, perdido en uno de sus viajes astrales.
Divinations, que en español quiere decir clarividencia, trae voces “rudas” al disco, aunque distan mucho de la manera en la que Troy y Brent lo hacen en entregas anteriores; de hecho, el disco carece de “harsh-vocals” que no son propiamente growls. La canción como tal empieza con un banjo y unas guitarras que van rapidísimo, aunque la canción evoluciona a algo más tranquilo, el principio es bastante bueno. Nuevamente los solos y ese feeling de progresivo están presentes a lo largo de la canción.
En la tercer canción, Quintessence, hablan de temas como el paradigma tiempo-espacio, entre otros efectos de usar ácido al escribir canciones. La canción es bastante irrelevante a mi parecer, tanto en melodía, como en la parte de la historia que cuenta, como en la carencia absoluta de emoción durante ella. No sólo es el track más débil del disco, además carga con la maldición de anteceder a la mejor rola del disco: The Czar.
The Czar es una canción larga y compleja musicalmente, que aborda el tema de la Rusia Zarista como algo meramente anecdótico y circunstancial dentro del concepto del disco, y que enfoca más su narrativa a cómo el personaje lucha con el alma de Rasputín dentro del cuerpo de éste cuando de repente caen en la abertura en el cielo (“the crack in the sky(e)”) y de ahí empiezan a darase un viaje místico y alucinante. Musicalmente es un auténtico viaje, y con un solo de guitarra distorsionadamente sublime.
El disco continua con Ghost of Karelia canción de corte progresivo, que no logra terminar de convencer por lo que tarda en desarrollarse. De hecho, nunca lo hace realmente, es completamente linear, algunos cambios de ritmo aquí y allá pero nada espectacular. Lo mismo sucede con Crack the Skye, a pesar de tener elementos interesantes, lo linear y chato de la composición hace que las ideas rescatables dentro de la canción terminen perdiéndose dentro del concepto ambiguo del disco y la excesiva necesidad de mastodon por incluir elementos del rock progresivo.
El disco cierra con The Last Baron, uno de los mejores temas del disco; es Mastodon haciendo una canción que es progresivo en su forma más pura. Y, contiene pasajes instrumentals sublimes, celebrando el virtuosismo de sus integrantes de manera tímida, siempre con una gran noción de la melodía. Cierra bien el disco, aunque es bastante inconclusa en su narrativa la ultima canción.
Tomar cualquier postura radical hacia el disco sería a todas luces un error, hay que comprender que Mastodon en su conjunto lo único que hizo fue seguir sus necesidades artísticas, antes de las necesidades de los fans o las disqueras, algo bastante loable.
Probablemente fue algo riesgoso suprimir los elementos extremos de su sonido, y probablemente el rock progresivo en su forma más ortodoxa no sea el mejor camino que como banda deban seguir, eso sólo el tiempo lo dirá. Lo que sí es cierto es que la música sólo es, todo lo demás son juicios humanos, y a mi juicio, este disco no fue lo que esperaba de la banda: 2 tracks bastante débiles, ideas rescatables que no terminan de desarrollar por lo mismo del crossover, y un par de tracks épicos y sublimes, todo enmarcado en el concepto del disco.
Espero que este próximo martes 25 de agosto suenen genial en vivo, entre tanto yo le doy a Crack the Skye 3.7 estrellas de 5.
0 comentarios: