Between the Buried and Me - The Great Misdirect (2009)
¿Qué debe hacer un artista después de haber alcanzado la perfección? ¿Repetir patrones o fórmulas que le garanticen un resultado similar en obras posteriores? ¿O reinventarse nuevamente para alcanzar la perfección de una manera distinta?
Las anteriores no son preguntas sencillas, y aunque su complejidad varía en función del artista, las respuestas nunca son similares: Trent Reznor nunca logró superar The Downward Spiral (1994), Mikael Åkerfeldt no ha logrado superar Orchid (1995) —en parte porque el sonido de Opeth en ese entonces no pertenecía exclusivamente a Åkerfeldt como en todos los discos subsecuentes—; mientras que otros genios logran la perfección una y otra vez de maneras distintas como Steven Wilson o Varg Vikernes.
El caso de Between the Buried and Me (BTBAM) es mucho más complejo, ya que la dirección artística de la banda no está bajo el control de una sola persona como en los ejemplos anteriores, sino que pertenece a los cinco miembros. Si bien la mayoría de la música recae en Paul Waggoner y las letras en Tommy Rogers, tanto Dan, Dustie y Blake tienen injerencia en la composición de las canciones. Lo anterior eleva de manera exponencial las posibilidades y rumbos artísticos de la banda. Mientras en una banda como Muse todo depende de un compositor BTBAM depende de cinco; y apenas dos años después del perfecto Colors (2007) han lanzado una nueva obra: The Great Misdirect.
Fiel a su costumbre, BTBAM, nos ha dado una hora de música en donde se mezclan más de diez géneros —desde blasts death metaleros hasta coros de niños y música de carnaval—, y en donde hacen gala de sus impresionantes habilidades para desarrollarse en sus instrumentos. Sin embargo ¿realmente necesitamos otra banda que use los discos como pretexto para presumir que son músicos virtuosos y excepcionales en sus respectivos instrumentos? No.
Narrativamente el disco es deficiente: a pesar de que el primer set de canciones (Mirrors y Obfuscation) toca puntos importantes: “una existencia entera alrededor de lo que no podemos reconocer”, las siguientes canciones se pierden en un mar de ficción, metáforas cursis (Desert of Song) y silogismos hasta la pieza central del disco: Swim To The Moon, que lírica y musicalmente es sublime. Esta canción de casi dieciocho minutos trata sobre un sujeto que cansado y exhausto de la mentira de esta civilización decide suicidarse navegando hasta el reflejo de la luna en el mar. "This is what I lived to be, this very moment is the first time in my life that I've felt pure joy" (Para ser esto viví, este preciso momento es la primera vez en mi vida que he sentido alegría pura).
¿Por qué ser tan duro con BTBAM? Porque no son una banda de improvisados o una banda nueva, porque sabemos de lo que son capaces, porque el hacer discos para presumir que haces riffs complicados e intrincados está bien para Petrucci, pero no para ellos quienes lograron tejer una historia conceptual sublime a lo largo de su anterior disco. Y sobre todo, porque una vez lograda la perfección, no se debe aceptar nada menos que eso. Claro, The Great Misdirect no es para nada un disco malo, y la canción con la que cierra el disco es una obra maestra del romanticismo al ser un himno del individualismo y la soledad, pero no es para nada un disco perfecto.
Calificación del disco: 4.16 estrellas de 5 posibles.
Las anteriores no son preguntas sencillas, y aunque su complejidad varía en función del artista, las respuestas nunca son similares: Trent Reznor nunca logró superar The Downward Spiral (1994), Mikael Åkerfeldt no ha logrado superar Orchid (1995) —en parte porque el sonido de Opeth en ese entonces no pertenecía exclusivamente a Åkerfeldt como en todos los discos subsecuentes—; mientras que otros genios logran la perfección una y otra vez de maneras distintas como Steven Wilson o Varg Vikernes.
El caso de Between the Buried and Me (BTBAM) es mucho más complejo, ya que la dirección artística de la banda no está bajo el control de una sola persona como en los ejemplos anteriores, sino que pertenece a los cinco miembros. Si bien la mayoría de la música recae en Paul Waggoner y las letras en Tommy Rogers, tanto Dan, Dustie y Blake tienen injerencia en la composición de las canciones. Lo anterior eleva de manera exponencial las posibilidades y rumbos artísticos de la banda. Mientras en una banda como Muse todo depende de un compositor BTBAM depende de cinco; y apenas dos años después del perfecto Colors (2007) han lanzado una nueva obra: The Great Misdirect.
Fiel a su costumbre, BTBAM, nos ha dado una hora de música en donde se mezclan más de diez géneros —desde blasts death metaleros hasta coros de niños y música de carnaval—, y en donde hacen gala de sus impresionantes habilidades para desarrollarse en sus instrumentos. Sin embargo ¿realmente necesitamos otra banda que use los discos como pretexto para presumir que son músicos virtuosos y excepcionales en sus respectivos instrumentos? No.
Narrativamente el disco es deficiente: a pesar de que el primer set de canciones (Mirrors y Obfuscation) toca puntos importantes: “una existencia entera alrededor de lo que no podemos reconocer”, las siguientes canciones se pierden en un mar de ficción, metáforas cursis (Desert of Song) y silogismos hasta la pieza central del disco: Swim To The Moon, que lírica y musicalmente es sublime. Esta canción de casi dieciocho minutos trata sobre un sujeto que cansado y exhausto de la mentira de esta civilización decide suicidarse navegando hasta el reflejo de la luna en el mar. "This is what I lived to be, this very moment is the first time in my life that I've felt pure joy" (Para ser esto viví, este preciso momento es la primera vez en mi vida que he sentido alegría pura).
¿Por qué ser tan duro con BTBAM? Porque no son una banda de improvisados o una banda nueva, porque sabemos de lo que son capaces, porque el hacer discos para presumir que haces riffs complicados e intrincados está bien para Petrucci, pero no para ellos quienes lograron tejer una historia conceptual sublime a lo largo de su anterior disco. Y sobre todo, porque una vez lograda la perfección, no se debe aceptar nada menos que eso. Claro, The Great Misdirect no es para nada un disco malo, y la canción con la que cierra el disco es una obra maestra del romanticismo al ser un himno del individualismo y la soledad, pero no es para nada un disco perfecto.
Calificación del disco: 4.16 estrellas de 5 posibles.
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